8.7.06

Eppur si muove



Galileo Galilei fue quizá un definido hombre del Renacimiento. Representa la figura del hombre de ciencia que se enfrenta al mundo de las sombras del dogmatismo. Es un progresista. Incluso su abjuración descubre su grandeza. Porque la abjuración de Galileo, antes que expresar su cobardía, ha permanecido como el símbolo del poder dogmático, inquisitorial. Como el símbolo de la estupidez humana silenciando a la inteligencia, a la verdad. Nunca se sabrá si dijo o no dijo "eppur si muove", pero si la frase ha permanecido con tal fuerza, si con tanta obstinación se le atribuye es porque, de algún modo, la dijo. Galileo, al decir "eppur si muove", está diciendo: "Nadie podrá detener a la verdad. Yo puedo renegar de mis afirmaciones, pero mi acto sólo expresa mi temor ante el poder feroz de la Inquisición, sólo expresa los límites de mi coraje, no expresa la verdad. La verdad existe más allá del poder inquisitorial y de los juramentos que ese poder y su terror han logrado de mí. Señores, eppur si muove".


Referencia historica

Galileo, notable Físico y Matemático además de Filósofo y Astrónomo de origen Italiano. Él y Kepler, revolucionaron la ciencia, teniendo ese movimiento un tercer actor, el físico inglés Isaac Newton.
Nacido en Pisa en 1564, hijo de un músico, (Vincenzo Galilei, estudió en Florencia y después en Pisa. Abandonó sus estudios de Medicina para dedicarse a la Física y las Matemáticas.
A partir de 1609 inicia sus aportes a la Astronomía, con el Anteojo de Galileo, que se trataba de un anteojo ocular divergente. Era el precursor del actual Telescopio, nombre dado por Demissiani en honor a Galileo.
Por ese entonces, el pensamiento Aristotélico basado en el geocentrismo de Ptolomeo era tan fuerte que las nuevas teorías se ponían en contra no sólo de Aristóteles sino de la doctrina misma de la Iglesia y de los relatos bíblicos del génesis.
Fue tal la tensión, que en una carta Galileo proclama la separación de poderes entre la Iglesia y la Ciencia, ya que la primera obstaculizaba el progreso de la segunda habida cuenta de que los científicos no podían expresarse sin ser objetados y tampoco podían proseguir libremente sus investigaciones.
Galileo fue un defenssor de Copérnico, generando polémicas tozudas. Generalmente utilizaba los argumentos de sus opositores, los fundamentaba hasta el extremo según el razonamiento de aquellos, obteniendo así resultados francamente negativos para dichos argumentos, ridiculizándolos.
En 1616 según parece, se prohibió a Galileo difundir la teoría heliocéntrica de copérnico. En 1632 publicó Diálogo sobre los sistemas máximos, haciendo una nueva defensa de la teoría de Copérnico, a pesar de no serle conveniente.
Por ello, el tribunal de la inquisición en proceso de 20 días en 1633, obligó a Galileo a a pronunciar de rodillas la abjuración de su doctrinas.

La Abjuración

El 22 de junio de 1633, a la edad de sesenta y nueve años, cuatro meses y siete días, Galileo fue llevado ante los jueces del Santo Oficio de la Iglesia y, puesto de rodillas, «confesó»:

Yo, Galileo Galilei, hijo del difunto florentino Vincenzio Galilei, de setenta años de edad, comparecido personalmente en juicio ante este tribunal, y puesto de rodillas ante vosotros, los Eminentísimos y Reverendísimos señores Cardenales Inquisidores generales de la República cristiana universal, respecto de materias de herejía, con la vista fija en los Santos Evangelios, que tengo en mis manos, declaro, que yo siempre he creído y creo ahora y que con la ayuda de Dios continuaré creyendo en lo sucesivo todo cuanto la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana cree, predica y enseña. Mas, por cuanto este Santo Oficio ha mandado judicialmente que abandone la falsa opinión que he sostenido, de que el Sol está en el centro del Universo e inmóvil; que no profese, defienda ni, de cualquier manera que sea, enseñe, ni de palabra ni por escrito, dicha doctrina, prohibida por ser contraria a las Sagradas Escrituras... En consecuencia, deseando remover de la mente de Vuestras Eminencias y de todos los cristianos católicos esa vehemente sospecha legítimamente concebida contra mí, con sinceridad y de corazón y fe no fingida, abjuro, maldigo y detesto los arriba mencionados errores y herejías, y en general cualesquiera otros errores y sectas contrarios a la referida Santa Iglesia, y juro para lo sucesivo nunca más decir ni afirmar de palabra ni por escrito cosa alguna que pueda despertar semejante sospecha contra mí; antes por el contrario, juro denunciar cualquier hereje o persona sospechosa de herejía, de quien yo tenga noticia, a este Santo Oficio, o a los Inquisidores, o al juez eclesiástico del punto en que me halle. Juro además y prometo cumplir y observar exactamente todas las penitencias que se me han impuesto o que se me impusieren por este Santo Oficio. Mas en el caso de obrar yo en oposición con mis promesas, protestas y juramentos, lo que Dios no permita, me someto desde ahora a todas las penas y castigos decretados y promulgados contra los delincuentes de esta clase por los Sagrados Cánones y otras constituciones generales y disposiciones particulares. Así me ayude Dios y los Santos Evangelios sobre los cuales tengo extendidas las manos. Yo Galileo Galilei arriba mencionado, juro, prometo y me obligo en el modo y forma que acabo de decir, y en fe de estos mis compromisos, firmo de propio puño y letra esta mi abjuración, que he recitado palabra por palabra.

Se dice que inmediatamente después de su «confesión», Galilei exclamó: Eppur si muove (Y sin embargo se mueve).

«Fue mandada leer desde los púlpitos en toda Italia y hecha pública como aviso».